¡O COMBATIMOS UNIDOS O CAEREMOS JUNTOS!

Por: Nahum Rosario

1 Corintios 1:10 (RVR1960) 10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Creo que tengo una palabra del Espíritu Santo para los cristianos de esta hora final de la Iglesia. Seamos sabios, y entendamos que Satanás y sus fuerzas antagónicas de maldad han desatado un odio venenoso en contra de todo aquello que represente a Dios, que defiende los valores del Reino de los cielos; y en contra de todos los que somos parte de la iglesia de Jesús. Satanás sabe lo fácil que es vencer a un ejército dividido, y por cierto él hará todo lo posible por mantener a la iglesia de Jesús y a sus siervos peleando unos contra otros. Es trágico que cada uno esté defendiendo su pequeña parcela, y no se tiene visión para orar, ayunar y trabajar en unidad por lo que decimos que representamos, el Reino de Dios. Nos equivocamos si pensamos que el Reino de Dios es mi denominación, mi forma particular de ver una verdad bíblica, o la actividad espiritual que a cada uno Dios le ha asignado. Seamos transparentes, el problema estriba, en que en el corazón podríamos estar equivocados pensando que sólo lo que un grupo hace es lo que es espiritual, y se mira por encima del hombro cuando la gracia de Dios se manifiesta en otros para hacer cosas para Dios.

No se ha entendido que somos un solo ejército con diferentes batallones con diferentes llamados, tareas y asignaciones proféticas. En una guerra, la fuerza aérea necesita la marina, el ejército necesita la fuerza aérea, y la marina necesita al ejército. Cada uno está entrenado para hacer cosas que la otra rama no puede hacer. Hablemos ahora de la Iglesia de Jesús, donde hay diferentes grupos con diferentes énfasis. Unos son buenos en el evangelismo, otros en la adoración, otros en la guerra espiritual, otros en la enseñanza de fe, otros en lo profético y apostólico, y otros en la intercesión. Cada grupo tiene algo que los otros grupos carecen. Somos un cuerpo donde hay lugar para un Juan el amado con su mensaje de amor, para un Pablo con su mensaje del Misterio de Cristo, para un Pedro con el mensaje del sufrimiento del cristiano, y para un Santiago con su mensaje de la necesidad de buenas obras. Aprendamos de Pedro que no escatimó en reconocer a su hermano Pablo como un verdadero Apóstol aunque nunca fue parte de los 12.

Trágicamente muchos no quieren ver esto. Es más fácil catalogar de falso profeta a Javier Bertucci porque dice que vienen días de gloria para Venezuela que aprender de su énfasis en el Evangelio Cambia. Algunos se cierran completamente a la gracia de Dios sobre Nahum Rosario porque tiene un oficio de Apóstol que muchos ‘expertos bíblicos’ hoy no reconocen. Otros podemos caer en el peligro de despreciar a una voz profética de un hermanito sencillo que no habla como nosotros y no es de nuestro presbiterio profético aprobado. Al fin de cuentas nadie es el dueño absoluto de la verdad, y no usemos nuestros prejuicios para sacar a otros del Reino de Dios, que en ocasiones se ha convertido en el Reino del Yo. Aprendamos a combatir unidos por la vida y la salud de la Iglesia de Jesús sin importar cuál es su nombre porque ¡Si no combatimos unidos pudiéramos ser destruidos juntos!

Escrito en Panamá 3 de Agosto 2017

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